Iniciación a la Wicca

 

                      ALTAR PARA LA INICIACIÓN A LA WICCA ÀVALON DEL DÍA 5.06.2011
La iniciación es uno de los momentos más significativos para aquel que decide recorrer el sendero Wicca. Os voy a poner una sencilla… no demasiado complicada. Pero también quiero deciros que es mejor ser inciado por una sacerdotisa o sacerdote wiccano, que practicar una auto-iniciación. Si nos inicia una sacerdotisa o sacerdote wiccano, al implantar en nuestro cuerpo los símbolos lo están haciendo con una energía de la que no somos capaces si no tenemos determinado grado dentro de la Wicca. Es una cuestión puramente de dedicación, no de categoría o clase superior.
También creo importante decir que aquello que nos hace Wiccanos no es la iniciación en sí, si no la vivencia y la practica con conciencia.
La Iniciación es más un «bautizo» que un «permiso», por lo que es conveniente buscar un nombre mágico con el que seremos conocidos dentro de la  Wicca.
Antes de empezar la ceremonia de iniciación, debemos prepararnos un tiempo. Debemos llegar al momento del rito con la mente despejada, libre de preocupaciones y con el cuerpo limpio y dispuesto. Es recomendable tomar un baño o ducha antes de la ceremonia para purificar el cuerpo físico. Hemos de tener muy claro el paso que vamos a dar, cuáles son nuestras expectativas y sobre todo, piensar cuidadosamente en las leyes wiccanas y si estamos dispuestos a seguirlas fielmente.

Usaremos para la ceremonia ropa cómoda y lo haremos en un lugar tranquilo que no nos te interrumpan. Es conveninete hacer una relajación antes de no más de media hora para despejar totalmente la mente y perpararla para el ritual. Y así también el cuerpo, en la misma relajación.

Después de esta pequeña preparación, nos dirigiremos al lugar escogido, solitario y tranquilo. Puede ser al lado del mar o de un manantial, en el bosque, en un parque o en un jardín, lo principal en que nadie nos moleste y que nos sientamos a gusto.

Puedemos llevar algunas velas, incienso y música suave y agradable. Encendemos las velas y el incienso, ponemos la música y nos dejamos llevar por la música o los sonidos ambientales, si no tenemos música.

Podemos recitar esta invocación o cualquier otra.

«Mi Señora, Mi Señor, invoco su presencia en este lugar,
el cual he elegido para entregarme a ustedes
por mi propia voluntad. Soy un mortal entre
los mortales que busca recorrer los caminos antiguos,
sirviéndoles con perfecto amor y perfecta confianza.
Mis palabras son verdaderas y mi corazón
se halla abierto a sus designios.”

Seguimos concentrados en nuestras sensaciones, en el contacto con la tierra… Sentimos su vibración, el aire, la humedad y el calor intenso de nuestro corazón que nos llena de vida. Así llamamos a los elementos para que nos den la bienvenida a su reino mágico.
Una vez en contacto con nuestra esencia elemental y preparados para caminar al lado del Señor y a la Señora, podemos recitar ésto:

«Soy hijo de la esencia divina de los Dioses y seguidor de su camino
y hoy acepto la divinidad que habita en mi.
Siento en mí  la presencia de su poder y
quiero el día de hoy ser parte el.
Me entrego a ti oh Gran Señora,
me entrego a ti oh Gran Señor,
haced de mi un instrumento de vuestros designios,
soy parte de vosotros y vosotros de mi y el día de hoy despierta en mi de nuevo
el poder que había negado.
Soy uno con vosotros y vosotros sois uno conmigo.”

En este momento nuestro cuerpo se ha convertido en una gran antena receptora y recibe toda clase de vibración. Es fácil sentir calor, porque la energía hierve dentro nuestro. Puedemos oír voces, ver cosas «inexplicables» e incluso sentir agotamiento físico. Podemos tener estas sensaciones inmediatamente o al día siguiente: Es el regalo de los dioses.
Con un poco  de aceite, untamos nuestro dedo índice de la mano derecha y marca el pentáculo en la frente mientras decimos:

«Que mi mente se abra a la verdad»

Luego marcamos los símbolos en los labios y decimos:

«Que mi boca guarde silencio ante
los necios y los incrédulos»

Luego marcamos los símbolos en el corazón mientras decimos:

«Que mi corazón permanezca limpio
y sin perturbación»

Marcamos los símbolos en las palmas de las manos diciendo:

«Que mis manos sean instrumentos de bien
y verdad herramientas para armonizar»

Por último marcamos los símbolos en la parte de arriba de los pies y decimos:

«Que mis pies recorran siempre
los senderos secretos con perfecto amor y armonia»

Ahora elevamos las manos mientras diciendo:

«Hoy me he consagrado a vuestro servicio como wiccana
por eso revelo aquí mi verdadero nombre_________.
Que este sea símbolo de la eterna comunión
entre lo humano y lo divino,
que sea un pacto de confianza y sacrificio.
Gran Señora, te rindo honor,
Gran Señor, te rindo honor»

Nos podemos quedar un rato en el lugar, disfrutando de lo que nos rodea. Podemos escuchar voces, pasos o ver algunas cosas que no podremos explicar: todos son regalos y bendiciones del Señor y la Señora.

Ahora tomamos el vinocáliz, lo elevamos diciendo:

«Consagro este líquido al Señor y a la Señora,
que esta celebración nunca acabe,
que mi corazón la guarde como
un eterno recuerdo de este día.»

Dejamos caer unas gotas en la tierra como regalo a los elementales y bebemos un trago. Después de esto puedes recogemos todo. Debemos dejar el lugar tal y como lo encontramos.
Ahora podemos considerarnos iniciados, parte del Señor y la Señora. Pero no olvidemos que esto es un compromiso de por vida con el Señor y la Señora y debe ser honrado y respetado. No se debe tomar a la ligera o como un juego ya que es algo muy especial: los Dioses nos están permitiendo comulgar con ellos…..

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