EGO ©

 

Hablamos mucho del EGO, pero nos confundimos muchísmo. No quiero hacer una clase magistral sobre psicología, porque no soy psicóloga básicamente, pero es una cuestión que me toca muchísimo las narices últimamente. Hay demasiado EGOCÉNTRICO por el mundo. Intentaré ser lo más concreta que mi mente (retorcida según algunos de esos egos) me permita.

EGO viene del griego y significa YO. Ese YO es el que nos proporciona la auto-estima con la que podemos seguir adelante con nuestra vida.

Pero nuestro Ego debe estar equilibrado y si no es así es cuando aparece lo siguiente:

EGOISMO: Es la persona que se antepone ante todo el mundo: primero yo, ésto es mío y no lo dejo, etc.

EGOLATRIA y el EGOCENTRISMO: psicólogos y sociólogos piensan que es lo mismo ya que los síntomas son muy similares; la división es una línea invisible. Son personas narcisistas, petulantes, arrogantes, manifiestan adoración por ellos mismos. Son los clásicos yo-yos, incapaces de ponerse en los zapatos de los demás, sus opiniones son las mejores y más importantes (a veces las únicas), les gusta ser admirados y reconocidos. Pero cuando cometen un error jamás lo reconocen, buscarán a quién culpar y nunca darán una disculpa o un lo siento.

Cierto es que todos tenemos esa parte de ego cuyo esquema de pensamiento es que nosotros somos el centro de todo y no existe nada más importante. Es una parte que nos cuesta controlar y que suele salir a la luz si le dejamos.

A un egocéntrico podemos distinguirlo fácilmente si intentamos mantener una conversación con él y empieza a hablar de sus cosas exclusivamente. Cuando queramos hablar nosotros aún hablará más y más sobre el tema que él está planteando.

Hablar demasiado de nosotros mismos, de nuestras cosas, es un síntoma de que buscamos alimentar nuestro ego más que comunicar emociones o contar algo que nos ha pasado. Porque, normalmente, las cosas que nos pasan… terminan en un momento dado.

Son personas a las que no les interesa nada más que el «cómo me ven», la imagen que proyectan. Les interesa esa imagen más que otra cosa y es así como entran en esa carrera de las apariencias, en el típico afán de quién engaña a quién, de cómo lograr mejor impresión y demostrar que ellos son los mejores, que son los demás los que actúan mal y caen en el papel del victimismo.

Relamente, todos somos un poco bipolares porque tenemos (queramos o no) dos personalidades:  quien realmente somos y quien mostramos a los demás. Quien realmente somos es el quien que puede conectar con su propia alma y con la de los demás, y quien mostramos es ese que entra en esas disputas materiales y en la necesidad demostrar que es el mejor y lo equivocados que están los demás.

Rinpoche, en su obra «El librotibetano del vivir y del morir», nos dice: «Dos personas han estado viviendo en ti durante toda tu existencia. Una es el ego: charlatana, exigente, histérica, calculadora. La otra es el ser espiritual oculto, cuya queda y sabia voz has oído y atendido sólo en raras ocasiones». Y cuánta razón tiene!!!

Las personas que son puro ego, que tienen problemas de ego, son jactanciosas, egoístas, desdeñosas, vanidosas y, por lo general, desagradables. Pero no nos engañemos, ahora hay otro tipo de ego… O quizás otra manera de definir a las personas egocéntricas. Porque como he dicho al principio, la mayoría no tenemos claro que EGO quiere decir YO. Y no podemos prescindir de nuestro ego o moriríamos. Son personas dedicadas al odio, la malicia y la destrucción. Pero lo disimulan muy bien porque lo que muestran es todo lo contrario. No cuentan con que con el tiempo meten la pata (en algún momento, seguro) y se les cae la máscara. Puede ser en el momento más tonto:una discusión absurda, practicando el “correveidile” creyendo que nadie se da cuenta, ofreciéndote su ayuda incondiional y clavándote al mismo tiempo un puñal, intentando entrar en tu corazón mientras están planeando cómo joderte…

Y el problema es que el ego distorsiona la realidad. Porque el egocéntrico carece de humildad, vive en una ilusión, una fantasía con la que pretende situarse por encima de los demás. La opinión que tiene de sí mismo está distorsionada, el verdadero “yo” se aleja y llegar a conocerse se complica bastante. Se engañan a ellos mismos, necesitan hacerlo porque de lo contrario, lo más probable, es que entrasen en una profunda depresión. Así que no les queda más remedio que sentirse superiores para no ver la realidad.

Necesitan halagos, la aprobación de los demás, tener el control de las situaciones y personas, quieren tener el poder porque en lo más profundo de su ser hay miedos y han de esconder su verdadero complejo de inferioridad. Necesitan proyectar una imagen determinada para que nadie vea la gran inseguridad que esconden en su interior.

Hablan siempre de lo mismo, se quejan siempre de lo mismo, el mundo está en contra de ellos porque ellos lo hacen todo bien. Son los mejores. No arriesgan porque tienen pánico al fracaso, se quedan en una posición cómoda y rutinaria donde alimentan su falso “yo” con halagos y una aceptación desmesurada por parte de los demás. El terreno donde más cómodos están son los entornos donde les alaban constantemente y cuando su ego no es alimentado por ese entorno, se sienten mal. Lo que les lleva a la negatividad, la timidez, la rabia, a dar pena, etc…  Entonces, no aceptan las críticas y no reconocen que fallan ellos. Ahí es cuando la máscara se cae: provocan disputas en los entornos en los que les aceptaban, pasan direcatmente al victimismo, entonces SÍ piden disculpas a la desesperada, pero también se desesperan porque lo quieren arreglar ya y no pueden.

El problema viene cuando ese falso ego nos controla y perdemos el control sobre él o, mejor dicho, toma completamente el control de nuestra vida sin que nos demos cuenta. Y ahí es cuando estamos perdidos porque difícilmente hay marcha atrás. En ese punto, todas las relaciones se ven sacudidas por conflictos y de forma recurrente. Esto les lleva a usar a las personas para cubrir un vacío.

Ahora bien, esto se arregla si los egocéntricos no obtienen de nosotros las reacciones que esperan que tengamos antes sus demandas de atención. Y con el tiempo, se les pasa la rabieta y reaccionan. Al menos la mayoría y siempre que el vínculo afectivo que tengamos con ellos sea  sólido. Porque amar, aman.

Y os añado una lista de los 10 tipos de ego que existen, que he encontrado por internet y es de Ralph Waldo Emerson:

1.- Ego SABELOTODO: Es aquel ego que siempre cree tener la razón, le gusta dar consejos sobre todo, siempre contesta aunque no sepa, cree tener respuesta para todo, no se puede quedar callado.

2.- Ego INSACIABLE: Es el ego “centro demesa”, no le gusta pasar desapercibido, hace cualquier cosa para llamar la atención.

3.- Ego INTERRUPTOR: Su necesidad de autorreferencia es tan fuerte que interrumpe permanentemente, nunca deja que los otros terminen de hablar.

4.- Ego ENVIDIOSO: Es el que no soporta los triunfos y éxitos de otros. Degrada a los que cree que son mejores que él.

5.- Ego PRESTIGIOSO: Es el ego que busca aplausos, reconocimiento y admiración en todo lo que hace. Siempre quiere ser el mejor. Frecuentemente les dice a los demás: “te lo advertí”, “yo sabía”, “te lo dije, pero tú nunca me escuchas”, etc.

6.- Ego JINETE: Se monta de lo que dicen otros. Se aprovecha de los datos de los demás para su propio beneficio. Saca partido de lo que otros dicen para estructurar sus propias intervenciones. Es copión y usurpador.

7.- Ego SORDO: Nunca escucha, le gusta hablar sólo a él, habitualmente finge escuchar.

8.- Ego MANIPULADOR: Es aquel ego astuto que siempre se las arregla, ya sea tergiversando, acomodando, engañando,mintiendo o justificando para que las cosas resulten siempre a su favor.

9.- Ego ORGULLOSO: Es aquel ego competitivo, discutidor, que no le gusta perder.

10.- Ego PREMENTAL (silencioso): Es aquel ego que calladamente tiene un discurso paralelo, es criticón, hipócrita y enjuiciador.

© Morgana Barcelona.

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