El tarot es una baraja de naipes a menudo utilizada como supuesto medio de «adivinación» de hechos presentes, pasados o futuros, por lo que constituiría un tipo de cartomancia.
Sus orígenes datan al menos del siglo XIV[cita requerida]. La técnica se basa en la selección de cartas de una baraja especial, que luego son interpretadas, en relación con la inquietud del consultante, por un lector.
La baraja de tarot está compuesta por 78 cartas, divididas en arcanos mayores y menores. La palabra «arcano» proviene del latín arcanum, que significa misterio o secreto.
Las cartas de los arcanos mayores, 22 en total, son:
- El Mago
- La Sacerdotisa
- La Emperatriz
- El Emperador
- El Sumo Sacerdote
- El Enamorado (también conocida como «Los Enamorados»)
- El Carro
- La Justicia
- El Ermitaño
- La Rueda de la Fortuna
- La Fuerza
- El Colgado
- La Muerte
- La Templanza
- El Diablo
- La Casa de Dios (La Torre)
- La Estrella
- La Luna
- El Sol
- El Juicio
- El Mundo
- El Loco
Esta última es la única carta que no está numerada.
Los arcanos menores son un conjunto de 56 cartas divididas en 4 palos de 14 cartas: espadas, copas, bastos y oros, como en la baraja española, pero con una ligera variación: cartas numeradas del uno al diez, más los personajes de la corte: «sota», «reina», «rey» y «caballero».
El diseño de los naipes es variado, aunque existen diseños clásicos como el del Tarot de Marsella (final del siglo XVII) que ha servido como guía en la elaboración de las figuras y su simbología. Una baraja muy popular es el Rider-Waite-Smith Tarot, (o Rider-Waite o simplemente Rider) ideado en 1910 por Arthur Edward Waite y realizado por su discípula Pamela Colman Smith, impresa por la Rider Company. Otra baraja común es el Book of Thoth Tarot ideado entre el 1938 y el 1942 por el mago inglés Aleister Crowley y realizado por su discípula Frieda Harris; esta baraja fue junta en 1944, en blanco y negro, con El Libro de Thoth que explica la simbología y uso; pero fue editado con sus colores originales solamente en 1977, en Nueva York, por US Games Systems y Samuel Weiser.
Orígenes del Tarot
Las primeras referencias al Tarot aparecen en el Siglo XV en Italia. La baraja más antigua es el Tarot de Filippo Maria Visconti (1412-1447), hoy día en la Yale University Library, Estados Unidos de América[cita requerida].
El historiador italiano Giordano Berti supone que el duque de Milán fue el inventor del Tarot. En efecto, algunas imágenes del Tarot de Filippo Maria Visconti son iguales a las de otra baraja diseñada por el duque en 1415: el Juego los XVI Héroes.
En estudios realizados por ocultistas de los Siglos XVIII y XIX, como Antoine Court de Gebelin, Eliphas Levi y el Doctor Gérard Encausse (Papus) se intenta demostrar la conexión existente entre el tarot y la cábala, así como con el simbolismo egipcio.
Según plantean los investigadores actuales Daniel Rodes y Encarna Sánchez, el origen del Tarot habría que buscarlo entre los cátaros medievales y la cultura occitana cuya fil
osofía encaja perfectamente en la idea básica del juego de Tarot (referencias: libro La Herencia de los cataros y Maria MAgdalena. Ed. Palmyra; libro La Diosa en los evangelios, Margaret Starbird)
Así, la presencia de una Papisa, la importancia de los personajes femeninos y claras referencias a un cristianismo distinto de la ortodoxia romana harían pensar en un uso original del Tarot como una transmisión de un conocimiento filosófico, si bien con el paso del tiempo pasarían a ser usadas como un sistema adivinatorio. Pero la Papisa fue, en realidad, un símbolo de la Fe cristiana, como demuestran numerosas obras de arte de la Edad Media.
Otros autores afirman que los gitanos, en su deambular por los países europeos, promovieron el Tarot como un sistema adivinatorio. Hay, de hecho, quien sostiene que el Tarot logró sobrevivir a la Inquisición, ya que los gitanos no resultaban unos objetivos prioritarios de la jurisdicción inquisitorial, por los que ellos, sus conocidas prácticas esotéricas y sus efectos personales consiguieron zafarse de la persecución y la hoguera y llegar hasta nuestros días. Pero es cierto que los gitanos llegaron a Europa cuando el Tarot era ya conocido. Por otra parte el juego de Tarot se juega en Italia desde el Siglo XV, y en el siglo siguiente se propagó en muchas regiones de Europa: en primer lugar Francia, después Suiza, Belgica, Alemania y Austria. La adivinación con el Tarot aparece con seguridad en Italia y Francia en el Siglo
Uso adivinatorio de las cartas de tarot
Recién a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX las cartas del tarot fueron asociadas con el misticismo y la magia. La tradición comenzó en 1781, cuando Antoine Court de Gébelin, un clérigo suizo y francmasón, publicó «Le Monde Primitif», un estudio especulativo sobre el simbolismo religioso antiguo y sus remanentes en el mundo moderno. De Gébelin argumentaba que el simbolismo del Tarot de Marsella representaba los misterios de Isis y Thoth. Gébelin más tarde afirmó que el nombre «tarot» venía de las palabras egipcias «tar», que significa «real» y «ro», que significa «camino», y que el tarot por lo tanto representaba un «camino real» a la sabiduría.
Gébelin arguyó estos y similares puntos de vista en forma dogmática; no presentó evidencias para sostener sus argumentos. Además, Gébelin escribió antes de que Champollion hubiera descifrado los jeroglíficos egipcios. Los modernos egiptólogos nada encontraron en el lenguaje egipcio que sustentara las fantasiosas etimologías de Gébelin, pero estos descubrimientos llegaron demasiado tarde. Cuando se dispuso de los auténticos textos egipcios, ya estaba firmemente establecida la identificación de las cartas del tarot con el «Libro de Thoth» egipcio en la práctica ocultista.
Aunque las cartas del tarot se usaban para predecir la fortuna en Bolonia, en el siglo XVIII, fueron publicadas originalmente como un método de adivinación por Jean-Baptiste Alliette, también llamado «Etteilla», un ocultista francés que revirtió las letras de su nombre y trabajó como adivino poco antes de la revolución Francesa. Etteilla diseñó el primer mazo de tarot esotérico, añadiendo atribuciones astrológicas y motivos «egipcios» a varias cartas, alterando muchos de los diseños marselleses, y añadiendo significados adivinatorios en el texto de las cartas. Los mazos de Etteilla, aunque ahora eclipsados por los ilustrados de Smith y Waite y el mazo «Thoth» de Aleister Crowley, aún se encuentra disponible.
Más tarde, mademoiselle Marie-Anne Le Normand popularizó la adivinación y la profecía durante el reinado de Napoleón I. Esto se debió en parte a la influencia que tuvo sobre Joséphine de Beauharnais, la primera esposa de Napoleón. Sin embargo ésta no usaba el tarot habitualmente.
El interés en el tarot para la adivinación a cargo de otros ocultistas llegó después, durante el auge de los Herméticos, de la década de 1840, en la cual ( entre otros) estuvo involucrado Victor Hugo. La idea de las cartas como clave mística fue desarrollada posteriormente por Eliphas Lévi y pasó al mundo de habla inglesa por la Orden Hermética del Alba Dorada. Lévi, y no Etteilla, es considerado por algunos el verdadero fundador de las escuelas más contemporáneas de Tarot; su «Dogme et Ritual de la Haute Magie» de 1854 introdujo una interpretación de las cartas que las relacionaba con la Cábala. Mientras Lévi aceptó las afirmaciones de Court de Gébelin sobre un origen egipcio de los símbolos de las cartas, rechazó las innovaciones de Eteilla y su mazo alterado y arregló en su lugar un sistema que relacionaba al tarot, especialmente al tarot de Marsella con la cábala y con los cuatro elementos de la alquimia. Por otro lado, algunos significados adivinatorios de Etteilla todavía son usados por algunos lectores de tarot.
En la actualidad
El tarot sigue constituyendo un medio de adivinación usado extensivamente en las sociedades desarrolladas, normalmente bajo la forma de consultas personales, telefónicas y por internet donde el tarot se sincretiza con otras creencias y tradiciones como la astrología o la numerología. Sólo en España el esoterismo mueve cientos de millones de Tipos de Lectura de Tarot
Adivinación
La lectura del tarot se enmarca en la creencia de que las cartas pueden ser usadas para comprender situaciones actuales y futuras del sujeto (o cliente). Algunos creen que las cartas son guiadas por una fuerza espiritual como guía, mientras otros creen que las cartas los ayudan en introducirse a un inconsciente colectivo. Uno de los métodos más utilizados son las tiradas; entre las más populares se encuentra la tirada en forma de la Cruz Celta.
Es conveniente destacar el poco carácter científico que tiene la adivinación mediante la tirada de cartas de tarot, lo que lleva a pensar a mucha gente que el tarot es completamente ineficaz. Objetivamente, consiste en sacar ciertas cartas que antes han sido revueltas, por lo que resulta evidente que no puede ser posible que dichas cartas digan absolutamente nada acerca de un sujeto desconocido. Sin embargo, la gente creyente en la adivinación mediante el tarot, confía en que las cartas son «guiadas» por ciertos espíritus o energías de manera que cuando el adivino las saca éstas sí contienen información acerca de quien pregunta. Por supuesto, no existe absolutamente ninguna dem
ostración de la veracidad de esto.
Cabe destacar que aquellos que se hacen llamar adivinos y utilizan el Tarot como medio para realizar sus supuestas adivinaciones, suelen basarse en ciertos trucos o bases para simular este efecto de adivinación. Es decir, si una mujer de 65 años se pone en contacto con un adivino preguntando por su salud, el adivino, independientemente de como salgan las cartas, deducirá que esta persona está o ha estado mal de salud, provocando el efecto de haber adivinado cosas personales del cliente. También suelen conocer rasgos característicos y comunes de ciertos grupos de personas, es decir, elaboran perfiles de acuerdo a la edad y el género, de manera que las posibilidades de acertar si dicen alguno de esos rasgos una vez han preguntado la edad del sujeto son bastante elevadas. A la hora de dar consejo, suelen decir cosas muy generales y obvias, que además son siempre mensajes de esperanza para el cliente, de manera que éste se tranquilice o entre en un estado de felicidad, lo cual le llevará a asociar las consultas al tarot con esa felicidad y tranquilidad. Esta asociación llevará al cliente en un futuro a volver a ponerse en contacto con un adivino cuando tenga problemas, con el fin de buscar esa tranquilidad.
Por último hay que decir también que la mayoría de adivinos no intentan timar a sus clientes, es decir, ellos piensan que realmente tienen poderes de comunicarse con el futuro a través de una simple baraja de cartas con dibujos estampados. Este tipo de conducta se puede encuadrar dentro del trastorno esquizoide de la personalidad o del trastorno esquizotípico de la personalidad, aunque éste no es el único trastorno que lo explica.
Psicología
Carl Jung fue el primer psicólogo en asignar importancia al simbolismo del tarot (referencia: libro Jung y el Tarot. autor Sallie Nichols. Ed. Kairos) . Cabe destacar que no creía en el tarot como medio para adivinar el futuro, ya que sus conocimientos científicos resultaban demasiado avanzados como para creer en la capacidad de averiguar el futuro por tirar ciertas cartas de manera aleatoria. Él veía las cartas del tarot como representativas de arquetipos: tipos fundamentales de personas o situaciones incrustadas en el subconsciente de todos los seres humanos. La carta del Emperador, por ejemplo, representa la figura del patriarca o del padre.
La teoría de los arquetipos da lugar a varios usos psicológicos. Ya que las cartas representan varios tipos de personas, se puede tener acceso a las ideas de la percepción de sí mismo del sujeto, al pedirle por ejemplo, que seleccione una carta con la que él «se identifique»[cita requerida]. Igualmente, el sujeto puede tratar de clarificar su situación al imaginarla en términos de ideas arquetípicas asociadas con cada carta. Por ejemplo alguien precipitándose ávidamente como el Caballero de Espadas.
Más recientemente el doctor Timothy Leary ha sugerido que las cartas del tarot son una representación pictórica del desarrollo humano desde el bebé al adulto maduro. Así, el Tonto, representaría al bebé recién nacido, el mago simbolizaría la etapa en que el niño juega.
El tarot como un instrumento mnemotécnico
Algunas escuelas del pensamiento oculto y del estudio de los símbolos como la Orden Hermética del Alba Dorada, consideran el tarot como un libro de texto y un artilugio mnemotécnico para sus enseñanzas. Esta puede ser la causa de que la palabra arcanos (o arcana) sea usada para describir dos secciones del mazo del tarot: arcana es la forma plural de la palabra latina arcanum, que significa «cerrado» o «secreto».
Elementos de un Tarot genérico
- Un conjunto de cartas con significados. Cada carta tiene una asignación de significados arbitraria. Los mismos están relacionados con los grandes arquetipos universales (en este sentido los significados pueden ser solo alusiones para dar flexibilidad en la interpretación). El conjunto de los significados de cada carta forma un universo semántico, rico en interpretación (filosófica, situacional).
- Ilustración de las cartas. Cada carta de un Tarot cuenta con una ilustración que sirve como referencia memorística, en esta es importante la selección de iconos y colores, ya que cada color tiene un valor simbólico (Por ejemplo, azul-espiritualidad).
- Interpretación numerológica. Ligado al número de cartas, hay toda una tradición acerca del significado de cada número.
- Categorías básicas. La tradición divide el tarot en: espadas (pensamiento e inteligencia), bastos (vida y fuego), copas (amor y sentimientos) y oros o pentáculos (naturaleza materia)
- Liga con la tradición. Aunque este elemento no es forzoso, es importante para reutilizar aprendizaje de otros Tarots.