Este amuleto o talismán solía estar tradicionalmente hecho de juncos trenzados, heno, mimbre, cuerda, enredaderas o madera y se colgaba sobre la puerta a modo de protección y prosperidad. Este símbolo fundamentalmente Irlandés está asociado a la popular Diosa Brigit, hija del Dios Dagda (equivalente o similar a lo que es Zeus en la mitología Griega), una triple Diosa, Deidad de la fertilidad y la inspiración, de los nacimientos y la infancia. El fuego era uno de los principales atributos, elemento de calor, refugio, protección además de representar el fuego de la inspiración de los bardos celtas.
Para el pueblo celta la Cruz de Brigit simbolizaba la fuerza triple de la Diosa y el ciclo perpetuo de las cuatro estaciones representadas en sus cuatro brazos como las cuatro grandes festividades: Imbok, Beltaine, Lughanasad y Samhain. Si se fijan incluso pueden ver la similitud de este símbolo con la esvástica. No es una casualidad ya que se dice que este talismán era una de las muchas variantes de este poco afortunado símbolo que como hemos visto, desde que cayó en manos nazis, llegó a simbolizar justo lo opuesto de lo que originalmente representaba.